No hay peor manipulación política que la que utiliza la xenofobia como arma electoral, como hace Josep Anglada en Salt, pero sus éxitos electorales son la reacción lógica a la cobardía de los partidos políticos democráticos en tomar decisiones. El nuevo alcalde toma de nuevo una decisión indecisa y timorata suspendiendo por un año la concesión de nuevas licencias de apertura o construcción de mezquitas, en lugar de ordenar investigar el movimiento salafista que las sustenta. En España hay 1.000 mezquitas pero la que iban a construir en Salt no era una más, sino la mayor de Europa, cuatro plantas, mil metros cuadrados subvencionados por el dinero llegado de organizaciones saudíes ¿El objetivo?, expandir el Islam más radical que está instalado y subvencionado por dinero público en Catalunya.
El cuartel general del movimiento salafista está en la ciudad de Tarragona. Aunque con fuerte presencia en Salt, Vilanova, Sant Boi, Reus, Torredembarra, Rubí, Mataró, Roda de Bara, Lleida, Valls, Cunit, Calafell, Sant Boi, Badalona, Santa Coloma de Gramenet y Barcelona ciudad, donde cuentan ya con cinco mezquitas salafistas. Hay dos más en Valencia y una en Melilla. Desde sus púlpitos se promulga la “sharia”, la ley que supuestamente surge del Corán y rige la vida religiosa y moral, por encima de leyes españolas. Se aprueban matrimonios concertados con menores de edad, se recortan los derechos de la mujer, se las anima a llevar burka o hijab y se crean comisarios políticos y Tribunales de la sharia para juzgar la conducta de los musulmanes del lugar, incluso castigar a los que la incumplen. Varios de sus líderes han cumplido años de prisión por pertenecer a la yihad y ser miembros de células terroristas.
Esta misma semana se detenía en Rubí a uno de ellos, reclamado por las autoridades de Marruecos con orden internacional de arresto por el delito de pertenencia a banda terrorista. Ya es hora de investigar a fondo porqué jóvenes musulmanes criados en Tarragona se auto inmolan con un cinturón de explosivos atado a la cintura en Irak o Afganistán, porqué fue en Tarragona donde Mohammed Atta cerró los detalles del atentado a las torres gemelas de Nueva York o porqué España ha sufrido el mayor atentado islamista de Europa.
Proteger a las minorías no significa permitir tradiciones que incumplan los derechos fundamentales, que se aplique el mismo rigor que combate la ablación en Catalunya y que el año pasado evitó solo en Girona quince casos de ablación de clítoris. En el municipio de Salt, convivían sin problemas hasta hace unos años más de una docena de nacionalidades distintas. La inmigración no es un problema, el terrorismo sí.
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